El Centro de Día Esperanza es una obra sin igual en Pergamino. Crece día a día, y su último gran proyecto persigue la idea de convertirse en un lugar de residencia para personas con discapacidad.
Al día de hoy, 38 personas asisten todos los días para realizar sus terapias. Mónica Bañuls, su fundadora y directora, ha mantenido intachable el pilar principal del centro: la calidad humana: “Desde hace muchos años, el objetivo del Centro de Día es que los chicos estén bien: que tengan sus terapias sin sufrirlas. Por eso, tenemos como premisa que todo nuestro equipo sea de una buena calidad humana, y trabajamos día a día para nutrirlo”.
Muchas instituciones de la ciudad derivan pacientes al Centro, que funciona a su máxima capacidad. “Es terrible decirles a los papás que no hay espacio, porque ni Pergamino ni la Argentina está preparada para solucionar estos problemas. Estamos sobreviviendo. Es una tarea ardua, pero estamos felices. Seguimos embarcados en la tarea del día a día: buscamos darle a los chicos la mejor terapia. Pero se nos hace difícil, por ejemplo, la continuidad del proyecto de residencia Esperanza”, comentó Bañuls en diálogo con Ni más ni menos (Radio Criterio FM 88.1).
El centro, que funciona en Ruta Nacional N.º 8 km 228 incluye terapias de kinesiología, fonoaudiología, terapia ocupacional, psicología, psicopedagogía, taller de arte, taller de música, equinoterapia y asesoramiento por la trabajadora social y asesoramiento médico.
La inflación y las obras sociales
En el complicado contexto de nuestra economía, las actividades del Centro se vuelven cuesta arriba. Siempre hubo un factor común en todas las conversaciones con Mónica: el problema con las obras sociales, que se resume en malos y atrasados pagos.
“Gracias al cielo que IOMA va bastante bien. Hemos percibido, últimamente, el mes de noviembre y algunas diferencias retroactivas de diciembre. Eso es bueno. Los aranceles que paga IOMA no se adecúa a los aranceles que están en vigencia por la Superintendencia de Salud, pero esta es una problemática de la obra social”, resaltó la directora.
“Sin embargo, tenemos que decir que, con cuidado y prudencia, hemos podido sobrellevar este tiempo. Aunque, por la inflación, los recursos se van mucho más rápido. Son, como todos los años, tiempos especiales y difíciles”, agregó.
Un proyecto que crece
Asimismo, en la sede ya se terminaron de construir cuatro departamentos de lo que compone un proyecto tan pretencioso como inmenso: una residencia para que los pacientes habiten en el lugar. “Hay dos departamentos que ya están completamente terminados. Uno está ocupado por un señor al que le permitimos vivir para que pueda cuidarnos el Centro de Día. Y, con respecto al otro, estamos esperando tener mayores ingresos para poder darle formato legal e ingresar a alguno de los chicos que están en lista de espera y necesitan el hogar: tienen problemas de vulnerabilidad social extremo”, contó Mónica en diálogo con Pedro Rossi.
“Como este es año electoral, vamos a apelar a la buena voluntad política para que, tal vez, nos den una mano para que podamos avanzar en el perímetro, forestar, entre otras tareas por hacer”, resaltó la directora.
En función de esta necesidad, el Centro de Día Esperanza ha relanzado una campaña de socios protectores. Esta consiste en un aporte con una cuota mínima de $ 600, que será destinado para la construcción de la residencia Esperanza.
Con el lema “juntos por una ilusión”, invitan a los vecinos a contactarse por redes sociales para participar de la campaña, o a través del celular: 2477 558857.

