Asesinan cobardemente por la espalda a un vecino cuando andaba en bicicleta por camino rural. La sociedad compungida amenaza con movilizarse. Reacción rápida del Estado. Seguirá todo igual.
A Fernando Liguori lo asesinaron por la espalda, cobarde y cruelmente. Junto a su esposa habían salido, como habitualmente lo hacían, a pedalear un rato en una hermosa tarde otoñal por caminos rurales de Pergamino.
Estos hechos son comunes en el Gran Buenos Aires, pero en localidades como la nuestra no lo es.
La ciudad se conmovió por lo sucedido.
Ocurre que, desde hace décadas, la situación de la inseguridad se ha encaminado a un proceso rápido y sin pausa de deterioro.
Es una mezcla dramática para los ciudadanos de bien.
La inoperancia e ineficacia de todos los estamentos del Estado nos hacen invivible nuestras actividades cotidianas.
Ya sea la Policía de la Provincia de Buenos Aires con sus escasos efectivos y la falta de móviles para realizar prevención o la Justicia interpretando los códigos de la ley penal donde nadie queda preso.
Y la clase política, principal responsable ya que es quien hace las leyes y además dirige los lineamientos a través de los niveles del Poder Ejecutivo nacional, provincial y municipal.
Este hecho, que ha conmovido a la sociedad pergaminense, no es el primero. Recuerdo el caso a modo de ejemplo, también inexplicable y brutal, de la joven Ivana Crespi hace ya casi dieciocho años que también movilizó a toda la sociedad de nuestra ciudad.
Lamento decirles que no será el último.
La razón es muy sencilla. La clase dirigente no ha hecho nada para solucionar el problema de la delincuencia que hoy en día se encuentra desaforada.
Como vecino solo nos queda encomendarnos a pedirle a Dios, en caso de los creyentes, o a confiar en el azar para que el boleto de la delincuencia y la muerte no nos toque a nosotros o a algún familiar o amigo.
Estamos viviendo momentos donde la clase dirigente debe tomar decisiones fuertes, incomodas y difíciles e intentar modificar, para bien, aspectos que hacen a nuestra buena calidad de vida. Realmente no percibo que nuestra clase política este en ese camino ya que siempre se piensa en las próximas elecciones y las decisiones son muy de cosmética sin plantear ningún cambio estructural.
Es decir que, si hacemos siempre las mismas cosas, obtendremos resultados similares.
A los vecinos solo nos queda cruzar los dedos y encomendarnos al azar para que no nos maten a nosotros.
Por Pedro Rossi. Consultor de PYMES, profesor UNNOBA, UCA y ISFDyT Nº 5. Comunicador, conductor de SinRodeos en Radio Criterio FM 88.1. Publicó dos libros: “Argentina, un espacio para rehacer” y “Nuestro presente: consecuencia de nuestro pasado y causa de nuestro futuro”. pedrorossi@live.com